CÓMO EL CAFÉ AYUDÓ A CONSTRUIR NUESTRO TEATRO NACIONAL
El café revolucionó a Costa Rica de numerosas maneras, pero quizás la más sorprendente sea su papel en el desarrollo de las artes. En 1891, un grupo de empresarios cafetaleros decidió imponer un impuesto al café que vendían para financiar la creación de un teatro para el disfrute del pueblo de Costa Rica. Aunque los cafetaleros estaban unidos en su deseo de crear un espacio para las artes en su país, la construcción del Teatro Nacional de Costa Rica no fue fácil.
Los impuestos autoimpuestos al café provocaron precios más altos del café y controversias gubernamentales. Pero los empresarios se negaron a darse por vencidos y pronto otras personas comenzaron a entusiasmarse con su visión. Maestros, artistas y comerciantes, así como estudiantes y amas de casa, comenzaron a donar dinero para ayudar a hacer realidad este sueño nacional.
La construcción del Teatro Nacional comenzó en 1891 y finalizó en 1897. Siguiendo el modelo de la Ópera de París, el edificio transformó a San José de una capital tranquila a una metrópolis internacional, atrayendo a miles de visitantes cada año a sus espectáculos y su popular café. Durante más de cien años, los costarricenses han podido disfrutar del mejor teatro del mundo, justo en su propio patio trasero. Todo es gracias al desinterés y la visión de los cafetaleros que generaciones después continúan produciendo café gourmet de fama mundial.
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